Una de las miniaturas más llamativas de uno de los denominados youtubers "Pro-AMLO"

Por Tony Hernández

Si comparásemos el contexto que vive nuestra sociedad mexicana al inicio de esta nueva década con el mismo momento de la que está por acabar, podríamos visualizar un ejemplo de lo que ya se ha dicho hasta el hartazgo, el mundo avanza a pasos cada vez más grandes -no solo en el terreno tecnológico- y ello tendría que ser motivo de regocijo dado el inmenso potencial que el futuro nos depara. Asimismo, ello implicaría necesariamente que estemos a la altura de las circunstancias, en constante movimiento, y no permanezcamos estáticos mientras los cambios a nuestro al rededor suceden, siendo apáticos, reaccionarios a la mera reflexión. 

Es bajo esta premisa que hoy presenciamos como el periodismo y los medios de comunicación se han convertido, algunos bajo la falsa promesa de ser "críticos" o de buscar la masividad, en los mejores amigos, los compadres y los amantes de las verdades a medias, la posverdad, los juicios paralelos. Esta relación no es gratuita, responde a una necesidad de adaptación a las nuevas maneras, que aun que se aplaude, quizás debería de guiarse de otra manera. Hay quienes lo comprendieron y claro, existen quienes abrazan estas formas con los brazos abiertos. Lejos de ser un chiste presidencial, el propio equipo detrás de cierto periódico de circulación nacional entendió que las portadas llamativas y criticas hacía el gobierno federal le ganarían un lugar seguro en las tan curiosas mañaneras, repitiendo el ejercicio una y otra vez.

 

Una estrategia que, aun que poco ética, se ganó la publicidad gratuita en las mañanas por un tiempo y que más de una docena de medios emplean a diario en todos los rubros y de todas las maneras que la experiencia en redes ahora nos brinda, pues hay más de un "pasquín inmundo".

Y es que, al darse nuestra tan polémica tercera alternancia en el poder, las redes sociales ya estaban en el punto cuando menos más álgido, ya para entonces existían propuestas de contenido similares a los de la televisión y con aún menos calidad neta en cuanto al fondo pero eso si, excelsas y profesionales en la forma (Si, Badabun). Así fue como, con el paso del tiempo, estos "nuevos" y más cortos procesos comunicacionales fueron acostumbrando a la masa de usuarios a perpetuar el análisis a medio pensar y "bananero", y a hacer uso del mero sentimiento o de la ideología, el fanatismo para dar una opinión, el caldo de cultivo perfecto para la homilía de la manipulación. ¿Qué hay detrás del medio en el que participan un popular payaso y un ex-conductor de una cadena de televisión nacional involucrado en el montaje de una detención hecha además con tortura orquestada por un secretario de seguridad acusado de narcotráfico y donde además, se juega peligrosamente con la posverdad o los sentimientos tan cínicamente como cierta cadena nacional?

 ¿Qué interés existe de ciertos medios con comparar a cualquier presidente de izquierda latinoamericano con Cuba o Venezuela, cuando el contexto geopolítico de cada país es tan distinto?

 ¿Qué interés existe, además del electoral, de que exista una alianza tripartita unida abiertamente y como nunca con el patronato empresarial? ¿Qué intención hay de jugar con la idea de un golpe de estado?

¿Qué hay detrás del contenido amarillista de ciertos youtubers tan conocidos y que hasta el ejercicio matutino del ejecutivo llegan?

¿Cómo es que los medios nos quieren vender la idea de que estamos divididos y la aceptamos sin problema abonando a ello?

Hay quienes señalan que ésta "polarización" nuestra es nueva y provocada por quien preside el ejecutivo federal, ignorando no solo que la opinión pública no solo no nació hace dos años, sino que es el simple reflejo reforzado de una realidad que muchos no ven o se niegan a ver. Esta coyuntura que tanto conmueve a ciertos usuarios es el resultado de la eficiencia de los algoritmos de cada red social, que segmenta el interés del universo de usuarios que posee. Y ya ni hablemos del tema de los bots, que llegan a ser tan rastreros en sus comportamientos y expresiones digitales como ciertos usuarios, y hasta "opinólogos" de los medios masivos, ¿será que nosotros no estamos divididos sino quienes presiden los medios, además de sus colaboradores?. 

Si bien los ejemplos locales anteriores son muy ilustrativos, la situación política en los Estados Unidos es la misma, aun que para los medios fue mas sencilla la adaptación dado que antes de la era digital ya existía una segmentación clara en muchos de ellos, y con un presidente como Donald Trump, la actualidad del ejercicio político de esa nación resulta autoevidente en su lectura. 

Hemos de reconocernos en el espejo al estilo que proponía Octavio Paz, fundamental sería que estemos en movimiento y que nos volvamos a conocer, como la información que constantemente recibimos y que rara vez recordamos al terminar el día. Completemos el análisis de lo que sucede. No juzguemos desde la ideología sino desde la razón y de los hechos. Evitemos la radicalización y su especie más rastrera, la que es producto de la manipulación. 


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